- Parecía llevar camino de jugar en una de las ligas más competitivas de Europa, pero tuvo que conformarse con hacerlo en Bélgica o Portugal, donde representó a Mechelen y Sporting de Braga respectivamente.
Durante los años noventa se empezaron a exportar muchos futbolistas hebreos a las grandes ligas europeas. Este atacante sería uno de los primeros, como ya hiciera Mordejai Spiegler. Haim Revivo, Yossi Benayoun, Avi Nimni o Eyal Berkokic serían otros triunfadores futbolistas del balompié israelita.
Nunca pudo participar en torneos importantes con su selección, aunque siempre será recordado como uno de los mejores futbolistas hebreos de todos los tiempos. Así también lo vio el grandioso Diego Armando Maradona, quien habló maravillas de nuestro protagonista.
Por si nunca lo llegasteis a conocer, se llama Eliyahu Ohana (אלי אוחנה) y hasta hace unos años siguió vinculado al deporte ejerciendo como entrenador. Nació el primer día de febrero de 1964 en Jerusalén (Israel).
Era un jugador muy enérgico y técnico. Solía moverse en posiciones de ataque, a veces como mediapunta y otras como delantero. Durante gran parte de su carrera demostró que tenía mucha puntería de cara a puerta, aunque también era un gran regateador, genial pasador y sabía moverse por el terreno de juego con inteligencia.
A los once años ingresó en la academia deportiva del Beitar Jerusalem. Sus padres, de sangre magrebí, se habían instalado hace años en el barrio de Wadi Salib (Haifa), luchando contra las dificultades económicas para mantener a sus nueve hijos.
Su hermano Yossi jugaría un papel importante en su carrera, pues "Eli" no conseguía centrarse en sus estudios y recibió el consejo de elegir entre el camino del deporte o labrarse un futuro en alguna rama especializada.
Entusiasmado por su pasión futbolística, Ohana pondría más interés en su deporte favorito, progresando hasta llegar al primer equipo del Beitar a comienzos de los ochenta participando en sus primeros partidos como profesional para ayudar al equipo a conseguir importantes títulos.
La fama de Ohana se extendería por el planeta e intentaría buscarse la vida lejos de su país, por lo que en 1986 ficharía por el Sydney City, con el que solamente tendría cinco apariciones antes de probar fortuna en el viejo continente.
Ohana se trasladaría a Bélgica para firmar contrato con el KV Mechelen, por entonces, uno de los más poderosos clubes de la Jupiler Pro League. Su primera campaña sería de adaptación, pero ya al año siguiente, el israelita se convertiría en uno de los mejores componentes del equipo belga.
Ganaría importantes títulos para figurar como una de las grandes revelaciones europeas. Además de coronarse campeón de liga en el curso 1988\89, Eli conseguiría alzar la extinta Recopa de Europa y la Supercopa posterior.
Ya era una realidad que su talento entusiasmaba por Europa, y Ohana seguiría en Mechelen hasta comienzos de los noventa. De allí se marcharía dejando un grato recuerdo entre la afición, habiendo participado en 52 partidos de la Jupiler League, en la que además hizo una decena de objetivos.
Pese a que nunca concursó en importantes competiciones, Ohana hizo un gran papel con Israel. |
Su estrella (no la de David) se fue apagando poco a poco y llegaría el momento de afrontar el tramo final de su carrera allá donde se inició. Ohana volvería a jugar para el Beitar, hasta que a finales de los noventa colgó las botas.
Con la selección nacional de Israel, Eli Ohana participó en 50 partidos y dejó 17 goles. Nunca concursó en un torneo oficial, pero dejó su huella de calidad y el recuerdo de aquel día que celebró un gol ante Australia besando la Estrella de David ante la cara del técnico australiano Frank Arok, quien antes del duelo había hecho ciertos comentarios antisemitas. Fue en un partido de clasificación mundialista, pero para Eli fue como ganar el propio Mundial.
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